He descubierto que mi alma pena cada momento en que estamos separados.
Le he hablado, no me comprende: parece haberse propuesto hacerme desdichado.
Le he dicho, franco, que son sólo horas, que los silencios sólo pausas, que ya vuelve.
Me ha ignorado: – “Son sólo excusas. ” Grita encerrada en su llanto rebelde.
Le he demostrado… una… mil veces… Le he demostrado cuánto se alegra al verte.
Pero está sorda. En su apatía tan sólo tus palabras conseguirían moverle.
He descubierto que, a su lado, mi alma ansiosa es capaz de entristecerme.
Sé que es cuestión de esperar que la tormenta lime, lave y muestre otro paisaje:
Deseo ése, diáfano, que ofreces. Ése, el que bebo y me alimenta. Ése que late.
Sé que son horas. Sigo haciendo mi trabajo por calmarla. Se rebela.
Has de ser tú, dulzura y juego, suavemente, la voz que calme y abra, y la alimente.
junio 29, 2007 en 6:22 pm
…que tu alma esté tranquila.
…que las horitas que te separan de ella sean cortas.
…que tu sonrisa siga siendo tan bella como la imagino.
junio 29, 2007 en 8:02 pm
🙂 dulce …